¿Cómo manejar el estrés sin que él nos maneje a nosotros?

 En el post anterior hablábamos de qué es el estrés, sus síntomas, sus causas, sus tipos, consecuencias y como nos afecta en nuestra vida. Hoy os quiero hablar de cómo podemos manejar el estrés sin que él nos maneje a nosotros.

Vamos a recordar primeramente, qué es el estrés. Lazarus y Folkman en 1989 lo definen como “El resultado de la relación entre el individuo y el entorno, evaluado por aquel como amenazante que desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar”.

Por tanto, podemos decir que es una respuesta natural del organismo cuya función es adaptarlo a los cambios del medio ambiente.

Ya que es una reacción natural, normal y saludable, todos nos sentimos estresados en algún momento.

¿Cómo puedo reconocer el estrés?

Parece que tenemos tan interiorizada y normalizada la presencia del estrés en nuestra vida, que muchas veces nos cuesta reconocerlo.

Cada uno de nosotros experimentamos el estrés de manera diferente. Unos en forma de dolor de cabeza, otros en forma de dolor de estómago etc…

Por ello, es importante detectar los síntomas presentes. Recordamos que los síntomas se dividen en tres categorías, los síntomas físicos (lo que noto siento), los cognitivos (lo que pienso) y los conductuales (lo que hago).

Quizá los más evidentes seas los físicos y, es en ellos, donde podemos poner nuestra atención para detectar y reconocer el estrés.

El primer paso para reconocer el estrés, es, por tanto, detectar los síntomas presentes.

Otro paso importante, es identificar las situaciones que nos generan el estrés. 

Es decir, los llamados estresores, que son los estímulos o acontecimientos, tanto externos como internos que desencadenan la respuesta de estrés.

Entre esas situaciones o estresores encontramos, la familia, las relaciones personales, el dinero, las condiciones laborales, la meteorología, el estado de salud propio o ajeno….

Una vez que reconozcamos el estrés, podemos empezar a manejar el estrés de la forma más adecuada.

manejar el estrés

Reacción vs Respuesta frente al estrés

“ Al ver las consecuencias, lo hubiera hecho de otra forma, no me he dado cuenta…»

Cuantos veces nos asaltan este tipo de pensamientos después de haber dicho o hecho algo, ¿verdad?

Esto está relacionado con una reacción automática frente a la demanda del ambiente. Es decir,  no hay una pausa entre la demanda y la respuesta.

Esto es lo que pasa frente al estrés, percibimos una situación como amenazante o peligrosa (la importancia de como interpretamos la situación en base a nuestros pensamientos) y, en la mayoría de los casos reaccionamos de manera automática frente al estresor, en lugar de parar, valorar la situación y responder de la forma más adecuada.

El Mindfulness pone de manifiesto que mediante la práctica de la atención plena y observar la experiencia (es decir la situación) sin juzgarla, somos capaces de generar esa pausa y, así, elaborar la respuesta para manejar el estrés.

Somos más conscientes de como nos sentimos y de nuestras reacciones, para poder elaborar las respuestas adecuadas.

Entre el estímulo y la respuesta, hay un espacio y en ese espacio se encuentra nuestra libertad y el poder para elegir la respuesta. Viktor Frankl

Ejemplo:

Estamos en la oficina, se acerca nuestro jefe enfadado y nos pone una presentación para la próxima semana. Notamos como en mi cuerpo comienza la respuesta frente al estrés, los síntomas físicos característicos aparecen, nuestros pensamientos también empiezan a aparecer, nos quejamos, damos vueltas a las cosas…. añadiendo más leña al fuego. Ésto no hace más que aumentar el estrés, pudiendo afectar al resto de los ámbitos de mi vida, enfados con familiares, malas contestaciones a compañeros etc.

¿Todos nos reconocemos en esta situación, verdad?

Frente a esta reacción automática, cuando la situación aparece (es inevitable) podemos hacer una pausa que nos permita observar y valorar la situación para ver que posibilidades tenemos y manejar el estrés de la mejor forma.

Consejos para manejar el estrés

A continuación os doy unos consejos para manejar el estrés:

  • Reconoce el estrés: como hemos explicado anteriormente. Detectando los síntomas y los estresores propios de la respuesta de ansiedad.
  • No quieras cambiar o controlar las cosas: la mayoría de las cosas en nuestra vida no podemos controlarlas, por tanto, vamos a dirigir nuestra energía a aceptar que las cosas son como son y no podemos cambiarlas ni controlarlas.
  • Fíjate en tus pensamientos, en cómo interpretas las cosas que te pasan: ya sabemos como lo que pensamos acerca de algo o alguien condiciona lo que sintamos y lo que hagamos. Si somos cada vez más conscientes de como interpretamos la realidad, seremos capaces de ir modificando esos pensamientos.
  • Aléjate de situaciones estresantes: dentro de lo posible, una vez que has detectado cuales son las que más se repiten en tu día a día, trata de no complicarte más la vida y aléjate de situaciones o personas tóxicas.
  • Mantén hábitos saludables: tanto de alimentación como de sueño. Es importante llevar a cabo una dieta equilibrada que de energía a tu mente y a tu cuerpo. Asimismo, trata de dormir las horas necesarias para tener la energía necesaria para afrontar el día a día.
  • No trates de controlar el estrés aumentando el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias: esto solo creará una falsa sensación de control sobre el estrés a corto plazo. Aprenderemos estrategias erróneas para combatir el estrés.
  • Haz ejercicio físico: ya conocemos los beneficios de realizar cualquier ejercicio físico. Oxigena tanto la mente como el cuerpo y recarga pilas para el día siguiente.
  • Practica técnicas de relajación, meditación, yoga y/o mindfulness: a cada uno de nosotros nos reporta más beneficios una práctica que otra. Descubre la tuya y ponla en práctica. Todo lo que nos ayude, bienvenido sea.
  • Delega tareas y responsabilidades: la sobrecarga de actividades de todo tipo (laborales, domésticas, de ocio, cuidado personal…) nos lleva a aumentar nuestro nivel de estrés. De ahí la importancia de pedir ayuda a los demás.
  • Aprende a decir no (ser asertivo): en relación con la anterior, ser capaz de decir que no a diversas tareas que nos aumenten el estrés.
  • Intenta reservar un rato cada día para «desconectar»: trata de diferenciar entre ocio y trabajo y busca esos ratos para ti (a lo mejor con 30 minutos es suficiente), para desconectar, recuperarte y hacer lo que te gusta.
  • Cuida las relaciones personales: cuando nos encontramos estresados, tendemos a aislarnos, quedarnos en casa, hablar mal a los que nos rodean, hablar solo de lo que nos preocupa, molesta o estresa, monopolizando las conversaciones etc. Por ello, vamos a tratar de cuidar a los demás, ellos no tienen la culpa.

 


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