Estamos prácticamente inmersos en la Navidad y quizá sea un buen momento para reflexionar sobre lo que implica y lleva implícito esta época.
Las semanas y días previos a la Navidad, están marcados por el alumbrado de las ciudades (cada año parece que se encienden antes), por la decoración de los hogares, donde encontramos una primera polarización, los que decoran y los que no decoran, y por las «temibles» comidas o cenas de empresa, en donde el objetivo es el de compartir un rato con los jefes y compañeros en un ambiente distendido y olvidar por un rato las asperezas y los temas laborales. Suena bien, ¿verdad?
Sin embargo, aquí surge la primera reflexión, si el objetivo es positivo, ¿por que a casi ninguno de los trabajadores les apetece? ¿por qué al final lo que queda, en la mayoría de los casos, son grandes ingestas de alcohol y conductas de las que luego hay arrepentimiento? Quizá sería conveniente revisar el objetivo de ese encuentro y la forma en que se lleva a cabo.
En estas fechas, nuestras agendas se llenan de comidas y cenas con los amigos. Amigos que hace más o menos tiempo que no ves, amigos satélites que ni te van ni te vienen… Por ello, es importante que selecciones bien a las que quieres ir y realmente sean satisfactorias para ti. No vamos a obligarnos a ir porque sea la comida/cena de Navidad, si se convierten en compromiso pierden su función. Y tú, ¿eres de los que vas a todas, haces selección o te ves obligado?
Otro de los puntos fuertes de la Navidad es el consumo. En los últimos años el pistoletazo de salida del consumo navideño empieza con el Black Friday. Todos nos lanzamos desesperadamente a comprar regalos para familiares y amigos, muchas veces por salir del paso, sin pararnos a pensar en lo que le gusta a esa persona.
Segunda reflexión, ¿realmente regalamos porque hay que regalar o porque queremos regalar? ¿calidad o cantidad? De nuevo entramos en revisar y reflexionar sobre el objetivo de regalar y por qué hay que regalar. Sería conveniente que cada uno de nosotros decidiéramos como quiere comprar y regalar en estas navidades, sin dejamos arrastrar por la sociedad, lo establecido etc.
Podemos hacer una reflexión similar con los regalos de los más pequeños de la casa. Aquí de nuevo encontramos una polarización, entre los partidarios de Papa Noel, los de los Reyes Magos, o los más afortunados, que reciben de los dos. En esos días los salones se llenan de juguetes y, en muchos casos no se vuelven a usar. ¿Es necesario y positivo regalar en esos días tantos juguetes e los más pequeños? ¿tanta tecnología?
Dentro del consumo desorbitado, merece especial atención el consumo que se dedica en estas fiestas a la alimentación, cantidades industriales en las cenas de Nochebuena, Nochevieja, Navidad, Reyes….más propias de tiempos pasados que venían precedidos por la escasez. Sin embargo, repetimos año tras año el mismo menú, la misma cantidad, sin pararnos a pensar en la calidad, la cantidad y el gasto económico que ello supone.
Ay las cenas familiares navideñas….los tíos, los primos, los suegros, los cuñados…de nuevo, como en cualquier relación interpersonal, gente que te cae mejor o peor independientemente de que sea familia. Vamos a tratar de ser asertivos, expresar opiniones, emociones, sentimientos y demás, siempre respetando al otro, vamos a seleccionar batallas, elegir los momentos adecuados.
No, no es necesario que te obligues a que te caiga bien «fulanito» o a ser cariñoso con «menganito» por estar en Navidad, pero si vamos a tratar de pasar el rato de la mejor manera posible.
Te propongo que hagas una reflexión acerca de como son las reuniones familiares en tu familia, cómo sueles actuar y si hay algo que te gustaría modificar de algo que tenga que ver contigo.
Al final, año tras año, como en cualquier otro momento de la vida, en Navidad acabamos haciendo lo mismo una y otra vez, en modo piloto automático, comprando regalos, yendo a comidas/cenas de Navidad, haciendo un repaso del año que se va y proponiendo objetivos para el nuevo año, comportándonos de la misma forma en las reuniones familiares….
Ya sabemos que la Navidad tiene fanáticos y detractores, quizá, por todos los clichés y tradiciones que le rodean y por lo comentado anteriormente.
Por ello, quizá sea este año, esta Navidad, una buena oportunidad para vivir esta época de manera plena, de manera consciente y de la forma en que cada uno quiera. Vamos a deshacernos de los clichés y disfrutemos de la Navidad como un momento más de nuestra vida.
¡Felices Fiestas!